Las bebidas alcohólicas son etanoles producidos ya sea por destilación o fermentación y cuyo grado alcohólico varia significativamente.
Los alcoholes fermentados mas conocidos son el vino y la cerveza, aunque se puede fermentar todo tipo de azúcares.
La fermentación alcohólica es un proceso bajo condiciones anaeróbicas realizado por levaduras y algunas clases de bacterias. Estos microorganismos transforman el azúcar en alcohol etílico y dióxido de carbono. La fermentación alcohólica, comienza después de que la glucosa entra en la celda. La glucosa se degrada en un ácido pirúvico. Este ácido pirúvico se convierte luego en CO2 y etanol. Se ha utilizado este proceso para hacer pan, cerveza, y vino. En estos tres productos se emplea el mismo microorganismo que es: la levadura común o lo Saccharomyces cerevisiae.
El principio de la destilación alcohóloca se basa en las diferencias que existen entre los puntos de fusión del agua (100ºC) y el alcohol (78.3ºC). Si un recipiente que contiene alcohol es calentado a una temperatura que supera los 78.3ºC, pero sin alcanzar los 100ºC, el alcohol se vaporizará y separará del líquido original, para luego juntarlo y recondensarlo en un líquido de mayor fuerza alcohólica.
Es sabido de los daños que produce el consumo exagerado de bebidas alcohólicas en el organismo de los seres humanos pero estudios recientes han concluido que cantidades pequeñas diarias mejorarían notablemente la calidad de vida sobre todo en la mujeres.
Beber alcohol moderadamente ha sido relacionado con varios beneficios en la salud, incluyendo bajo riesgo de enfermedades del corazón, ataque cardíaco y diabetes. A esto se le suma un nuevo estudio que revela que beber alcohol también podría reducir el riesgo de contraer artritis reumatoide y disminuir el dolor provocado por este desorden autoinmune potencialmente paralizante. Los síntomas de la artritis reumatoide son inflamación, dolor e hinchazón en las articulaciones. En casos severos llega a provocar discapacidad.
Las personas que no beben alcohol son cuatro veces más propensos a contraer artritis reumatoide que quienes toman por lo menos una copa tres o más días a la semana, y quienes ya contrajeron esta enfermedad y consumen bebidas alcohólicas tienen síntomas menos severos que los pacientes que no beben. De hecho, la intensidad de los síntomas es indirectamente proporcional a la cantidad de alcohol consumido.
El alcohol reduce la actividad inmune, al menos hasta cierto grado lo que podría ser la principal razón por la cual su consumo está asociado con la severidad de la artritis reumatoide. El alcohol podría tener un efecto de quitar el dolor pero la clave es siempre su moderación.
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Liliana.